Por más que amemos a alguien, aunque esa persona sea la única que nos haga sentir que junto a ella el tiempo no pasa, aunque sea la única persona con la que podemos pasar días,tardes y noches enteras sin desear irnos. Más allá del amor, siempre o casi siempre vence lo que hay construido, la vida que llevamos, las relaciones que ya tenemos, verdaderas edificaciones que no cambiamos por algo fugaz. Somos amantes de lo tradicional de lo familiar y somos incapaces de probar nuevas experiencias, por miedo a que quizás no resulte, simple cobardía, que termina por extinguir universos, mundos, realidades que nunca verán la luz.
Si pudiésemos ir un paso más allá y cambiar lo nuevo por lo viejo. Si nos atreviéramos a sentir sin prejuicios ni razonamientos, más de algún sol brillaría. Y se daría vuelta la situación, por lo menos una vez el que sufre amaría.
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